lunes, 30 de noviembre de 2009

Capitulo 5: Cara a cara

Central, Cuarteles de la milicia.

El teniente Gratec miraba al Jefe con una mirada desafiante, junto con el silencio del lugar, causaba que esto fuera a terminar muy mal. Vruscknell (apellido del jefe… si se acuerdan) empezaba a perder la paciencia, por eso con un rápido reflejo, apartó al militar que tenía en frente, dejando así a la niña descubierta: cara a cara.

La pequeña tenía mucho miedo, no se podía moverse, estaba paralizada; esa mirada entre ambos era más profunda de lo que parecía. Ella no podía hacer nada, ahora todo dependía de su suerte, su destino. Gratec y Armstrong se acercaron a la escena, pero otros militares impidieron que se acerquen, debido a que muchos querían ver lo que el Jefe podía hacer con aquel “muchacho” (la niña).

(La niña) Parpadeo por un segundo, y en ese instante, Vruscknell la tomó del brazo y ambos salieron del lugar hacia afuera, (la pequeña era llevada a la fuerza y mientras caminaban hacia la salida de allí, todos la miraban muy orgullosamente, sabiendo lo que podría llegar a suceder) al supuesto jardín que había sido arreglado por Armstrong.

Una gran multitud estaba situada en los alrededores de las grandes estatuas con la figura de Armstrong. (Eran exageradamente grandes).En el centro del lugar estaban el Jefe y la niña.

-Ahora pequeño joven – se sacaba el saco azul marino que llevaba puesto y se arreglaba la camisa – es hora de que demuestres ante todos lo que vales, si logras vencerme podrás pasar automáticamente el examen, y convertirte un alquimista estatal sin ningún perjuicio, pero si pierdes – se empezó a reír – nunca podrás volver a hacer este examen, sin ninguna excepción, tú eliges que hacer: darlo todo, perderlo todo o te vas; una simple decisión. – miró al “muchacho” que se veía un poco traumado.

-mente de la niña- Esto no puede ser posible, es todo o nada… no hay manera de que lo venza en un combate ni tampoco me puedo rendir ahora, todo lo que logre hacer para llegar a esta instancia tiene que tener un resultado positivo, debo hacerlo por mi bien. – tenía los ojos cerrados mientras pensaba; también tenía los puños cerrados y la cabeza baja.

Contesta rápido! ¡O caso eras una pequeñita niñita llorona que perdió a su mami! – lo dijo mirándola y riéndose.

Todos los que se encontraban en los alrededores no pudieron contener la risa---> XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Era lo único que se escuchaba: carcajadas que provenían de casi todos, excepto de Gratec y Armstrong (eran los que sabían la verdad del “muchacho”), solo tenían un gotero en la cabeza.

-mente de la niña- etto… es verdad lo que dijo, pero no me puedo comportar así. Le tengo que responder algo, o pensara que si soy una miedosa niña- alzó su cabeza y dijo- ¡Acepto tu reto! ¡¡¡¡¡Veras que te venceré y serás la vergüenza de Central!!!!!

-JAJA JAJA- risa irónica- ¡¡Pequeño insolente, lamentaras haber dicho eso!! – desenvaino dos espadas, que en realidad actuaban como una, eran las famosas Ka-jutshi, muy poderosas para un duelo con espadas y con alquimia; este encuentro, definitivamente, necesitaría ambas funciones.

-Esto se va poner muy interesante – dijo orgullosamente la niña, mientras sacaba un diminuto trozo de tiza que le serviría para dibujar sus círculos de transmutación.

-¡¡¡Nunca te daré el tiempo de dibujar, así que date por vencido!!!- lo señaló vulgarmente.

-Entonces, empiezo yo.- miró al jefe y luego se sentó en el piso.

-Eh, WTF?????, ¿qué estás haciendo?- dijo un poco impresionado

- Yo ya hice mi primer movimiento y tú también – pequeña pausa – me toca hacer que vayas volando por los cielos – se rió y empezó a acercarse a donde estaba el jefe

-Espera un momento – dijo viendo que el “muchacho” estaba muy cerca de él, casi rozando su cara (aclaración: este cuento no tiene yaoi ni hentai, este movimiento lo hizo por otra razón!!!)

UO.O---> era la cara de muchos de lo que vieron eso, incluso Armstrong y Gratec.

El “muchacho” se dio una vuelta alrededor del Jefe y terminó sentándose en el piso, nuevamente. Vruscknell estaba un poco confundido, pero eso no evitó que él vaya a atacar al “muchacho”; se acercó y le mostró, en su cara, el filo de esas espadas plateadas. La niña no pudo evitar reírse y de repente tocó el piso, en realidad, el círculo que había en él. Con esto, el Jefe salió volando debido al golpe de una gran mano de piedra (hasta unos 10 kilómetros). Nadie se había dado cuenta que ella dibujó su círculo, cuando estaba caminando alrededor del Jefe.

El Jefe venía caminando muy tranquilamente, pero eso era solo una impresión, porque él tenía algo en mente, algo demasiado peligroso para el “muchacho”: matarlo; por solo el hecho de haberlo dejado humillado con gran parte del ejercito.

-mente del jefe- Ahora veras mi verdadera furia.- pensaba mientras la niña se levantaba.

-mente de la niña- Esto no puede ser nada bueno, el se está riendo, tengo que ser más fuerte y no caer en sus ataques.

-Observa cómo te derrotare – dijo el jefe, al mismo tiempo, activó los símbolos que había en sus espadas.

-¡¡Eso no puede ser!! ¿¿¡¡Alquimia en unas espadas!!??- sorprendida

Vruscknell corrió lo más rápido que pudo y dio un gran salto; su plan era atacar a su oponente desde arriba para luego no dejarle salida y matarlo. El estaba encima de ella.

La niña retrocedió, pero como no fue más veloz que el movimiento de las espadas, fue herida en el hombro izquierdo; una gran cantidad de sangre se empezó a hacer visible.

-¡¡¡¡¡Maldito!!!!!- arrodillada, gritó muy enfurecida mientras se sujetaba el hombro lastimado.

El no le hizo caso y se preparó para atacarla otra vez.

La alquimia que era utilizada en las Ka-jutshi, servía para que sus movimientos sean más eficaces y a su vez más poderosos que una simple espada tradicional; pero eso no era todo, esas maravillosas espadas no podían ser utilizadas por nadie más, solo por su creador…

El hizo otro movimiento con sus armas mortales y atacó nuevamente. Pero no dio en el blanco. La niña detuvo el ataque con sus manos, que empezaron a sangrar. El Jefe la miró sorprendido, al ver que su oponente había hecho tal maniobra. Ella solo se rio de forma malévola y lo empujo con una gran fuerza, haciendo que las espadas cayeran al suelo. Ella se acercó a ellas.

-¿Qué haces? – dijo el Jefe al ver que la niña agarró sus espadas.

-Solo quiero probarlas, quiero ver que tan poderosas pueden llegar a ser. – las miraba muy detalladamente, a su vez, echó un vistazo a su hombro; que estaba ya curado, es decir, no había rastros de que la herida haya existido. Lo mismo ocurrió con sus manos. Pero la sangre aun estaba y eso le dio una gran idea.

Con su dedo ensangrentado, dibujo unos símbolos que suplementaban el círculo ya inscripto en las espadas.

Activó la alquimia. Todos estaban asombrados, incluso su mismo dueño, las espadas estaban funcionando, algo imposible para cualquier otro que no sea su creador, según Vruscknell. Ella se dirigió hacia donde estaba el Jefe, él estaba indefenso (solo podía usar la alquimia en su espada, esa era su única debilidad). La niña lo atacó y le causó la misma herida que ella tenía en su hombro, a él para luego lograr vencerlo.

El Jefe se arrodilló por el dolor, la herida era más grande y, al parecer, más profunda.

-La sangre es el elemento fundamental para dibujar los círculos en estas circunstancias – pensaba la niña.

El intentaba recuperar el aliento, apenas se pudo levantar, lo que quería era ganar esta pelea entonces vio que lo único que podía hacer ahora era utilizar su arma secreta: la alquimia transmutando su propio cuerpo.

Con este poder, convirtió su brazo en una gran espada; la niña sorprendida se puso en posición de lucha.

Esto recién estaba comenzando…

Casa de Chesca////

Todo estaba tranquilo en ese lugar, Chesca y Winry tomaban una pequeña merienda: Té con un pedazo de tarta de manzanas. Mientras comían se iban contando todo lo que había sucedido en el tiempo que no se habían visto.

-Parece que aquí no ha cambiado nada – dijo Winry

-Eso en cierta forma es cierto, pero la última semana he estado conviviendo con una pequeña niña. En realidad se molesta cuando le digo pequeña – suspiró y le vino a la cabeza una imagen de Ed. – se parece mucho a…- la interrumpió Winry.

-Puede ser, pero primero tengo que conocerla, además no creo que sea muy parecida a Ed, el era muy obstinado aunque el siempre quería cumplir con su promesa, siempre dejaba lo demás, solo por ese motivo. – miró para abajo y se puso triste.

-… aun los extrañas ¿es cierto? Siempre te quedas mirando al cielo como si algún día fueran a volver, pero nada es imposible para ellos, así que tú sigues con las esperanzas de que volverán. – dijo Chesca un poco nostálgica.

-Puede ser, pero cambiemos de tema – evitó que de sus ojos cayera una lagrima - ¿Cómo se llama ella?

- En realidad, no se mucho de ella. Nos conocimos en la biblioteca, cuando buscaba el autor de un libro.- se puso pensativa

-Entonces no sabes nada de ella. ¿Eso no te parece raro?- con una cara de preocupación.

-Si es verdad, es raro, aunque tiene un objetivo: descubrir quién fue el que escribió el libro que encontró para descifrar un secreto muy importante; eso es lo que me dijo. Aunque pensándolo bien, ella estaba interesada en el tema de los alquimistas estatales y desaparecía todo el día. – se tomo una pausa, tomó un poco de té y luego casi lo escupe todo a Winry.

-¿Qué te pasa?- exclamó Winry, acercándose a Chesca.

-Ya sé donde esta, ella está en los cuarteles del ejército; está preparándose para tomar los exámenes del estado. – dijo Chesca mientras se levantaba y miraba a Winry.

-Debemos ir a buscarla – dijo Winry

-¡¡Tienes razón!!

Ambas se ponían sus abrigos y se preparaban para salir.

En el cuartel, había mucha tensión. Una gran pelea se iba a librar ante los ojos de un gran público, gran parte del ejercito. El que ganaba iba a demostrar su inmenso poder ante los demás.

-mente de la niña- Tengo que vencerlo es la única forma de convertirme en una alquimista, con eso lograre descubrir quién soy en realidad, si lo tengo que matar… lo mataré sin piedad.

La mirada de la niña había cambiado, estaba totalmente concentrada en su objetivo.

¿Pero, ella sería capaz de cometer tal acto?

Capitulo 4: Otra Vez

En Central, todo era calma: era un día soleado, la gente caminaba normalmente por las veredas de la ciudad, una brisa cálida se podía sentir, no había mucho ruido, era todo muy normal; excepto en los cuarteles, que pasaba todo lo contrario: la neblina de tierra, que se había levantado luego del gran derrumbe del muro, cubría todo el lugar, se podía apreciar el espantoso olor a tierra húmeda, y aparte de eso, el hermoso jardín de los cuarteles, ahora era un lugar lleno de escombros de muro junto con restos de los témpanos, que de a poco se iban derritiendo.

-Todo fue mi culpa, lo siento – dijo la niña muy apenada

-Lo que importa es saber si alguien salió lastimado físicamente, los daños materiales pueden ser arreglados por Amstrong, el es un experto arreglando este tipo de cosas – sonrió fingidamente, uno de los militares que antes se había reído de ella, cuando había ingresado al Cuartel.

Su descripción era: un joven adulto, de estatura y peso medio, sin sobrepasar los límites como Amstrong XD. Su pelo era castaño muy claro y tenía un corte parecido al de Edward. Sus ojos eran verdes esmeraldas.

Este mismo joven ayudó a la niña a levantarse y ambos entraron adentro. Amstrong (con sus destellos) se sacó el resto de la camisa que le había sobrado, y dejó a l descubierto sus músculos frontales. Hizo un súper movimiento de todo su cuerpo, utilizó su alquimia para arreglar todo el lugar y cuando terminó con la reconstrucción, se puso a admirar su trabajo.

-Este hermoso jardín ha quedado mejor que antes, esto se debe a que he utilizado una de las viejas técnicas que han pasado de Generación en generación en los Amstrong. – se empezó a alagar, mientras apreciaba el bello paisaje.

-No otra vez con la misma historia – mencionaron otros militares que se encontraban en el lugar, un aura oscura estaba sobre la cabeza de todos

-Mejor larguémonos, porque él va estar por un largo rato – exclamó uno de ellos, con una expresión de molestia.

Se retiraron a las espaldas de Amstrong, aun él apreciaba el lugar junto con sus brillitos característicos de su persona.

Adentro, todos andaban a las corridas de un lugar a otro, hasta que todos se detuvieron cuando el Jefe se puso en el medio de la sala. La niña cuando lo vio, se dio cuenta de que él importante Jefe había dejado de hacer sus tareas, solo por ella, porque ella había destruido medio cuartel. Intentaba mirar para abajo, pero igualmente se sentía perseguida por la mirada de él.

-¿Esta conmoción, a quién se le atribuye?, tengo que dejar asuntos de suma importancia, para venir a ver el desastre que hacen ciertas personas. Repito nuevamente ¿Quién ha hecho semejante acción destructiva? – habló con firmeza, aunque en momentos elevaba la voz, y a su vez fruncía el ceño.

De un segundo a otro, todos dirigieron su mirada al muchacho que se encontraba sentando en un banco, mirando para abajo.

-mente de la niña – ahora sí que me siento pequeña, diminuta y todo lo relacionado con los enanos (y enanas), por qué ahora todos se hicieron indiferentes y poderosos, ¿soy la única que se siente pequeña ahora? – se sonrojó y ahora si estaba siendo mirada por todos los que se encontraban en la gran sala. (Más o menos eran 200 o más militares y soldados).

-¿Tengo que suponer que tú fuiste, la persona que arruinó, gran parte de la estructura del lugar, en especial el jardín? – dijo el Jefe mientras se acercaba a ella.

-Si, yo fui la persona que causo todo esto. – respondió muy tímidamente, mientras se dio cuenta que él se encontraba delante de ella.

-El no tuvo toda la culpa, estaba demostrando sus habilidades alquímicas, pero un pequeño desperfecto en su restauración de los objetos transmutados, fue el que causó todo lo que ocurrió aquí. – interrumpió al jefe (el lindo militar Castaño claro) y defendió a la niña, interponiéndose delante de ella, quedando cara a cara con el Jefe; la pequeña se sonrojó un poco más.

-¿Por qué lo defiende Teniente Segundo, Gratec?, esto no es de su incumbencia, así que retírese de mi vista – dio la orden al militar, un poco enojado debido a que le faltó el respeto, cuando le hablo de ese modo.

-mente de la niña- Desearía meterme en un pozo, o que me trague la tierra, o que me pise un tres, o que pase cualquier cosa para que esta situación termine, no soporto esto, pero si digo algo en contra del Jefe, me mandara presa o no podre hacer el examen. –pensaba y se lo imaginaba con detalles y todo incluido; mientras permanecía callada.

En el otro mundo…

Todo no era normal en la pequeña ciudad de Múnich, no había peligro de incendio pero una gran cortina de humo cubría el cielo nublado, y evitaba que la suave llovizna se sintiera. Una multitud estaba en los alrededores del taller, viendo la forma de evitar que el humo se siguiera propagando.

Ed ya estaba en el lugar, se impresionó al ver que una gran cantidad de humo salía por todos los lugares del taller. Luego, empezó a buscar entre la gente a Al y a Eri (gritó, caminó de un lugar a otro, le preguntó a la misma persona como cincuenta veces, así que estuvo buscando muy intensivamente a su hermano y amigo) pero no los encontró, se dio vuelta repentinamente y vio fijamente al taller.

-Todo puede suceder, pero de seguro que ellos están ahí adentro, intoxicándose con los diversos gases tóxicos, que son nocivos si se aspiran en grandes cantidades. – dijo muy pensativamente.

Se sacó un grueso saco que tenía, lo tiró y luego entro al taller, corriendo y tapándose gran parte de la cara con el brazo, para evitar respirar el humo.

-¡¡¡Al!!! ¡¡¡Eri!!! ¿Dónde están? – gritó desesperadamente pero no tuvo respuesta alguna – mente de Ed- ¡¡K-SO!! ¿Por qué no aparecen donde estarán?- se movía lentamente.

Ed estaba adentro… pero Al y Eri ya estaban afuera desde hace un largo rato. Ellos empezaron a hacer lo mismo que hizo Ed (gritar, preguntar a una misma persona, etc.)

Hasta que una señora un poco anciana y de carácter bueno (y muy mal vestida, no sabía la combinación de los colores) les dijo que alguien, un pequeño rubio se había metido adentro del taller para buscar a un tal “Al y Eri”. Al escuchar ese testimonio de la señora, no tenían duda alguna; Edward estaba adentro buscándolos, pero ellos ya estaban a salvo, él que corría el peligro de intoxicarse, ahora era Ed.

Adentro, el pequeño rubio ya no podía respirar, ya casi no podía respirar, ni moverse y ni ver; estaba a punto de quedar paralizado.

-¡¡K- SO!! ¿A dónde se metieron? – dijo con mucho esfuerzo, casi susurrando, él estaba muy cerca de la “máquina que emitía humo”, ahí el humo era denso, pero ese era el único camino para llegar a la puerta de atrás o por la ventana del taller. En un último intento, hizo el esfuerzo para llegar, pero no lo hizo, quedó rendido y cayó al suelo en medio de la densa cortina de gases.

-¡¡¡¡¡EDWARD!!!!! – gritó Al cuando lo vio en el piso. A toda prisa, él y Eri se acercaron y sacaron al rubio desmayado, agarrándolo de los pies y los brazos.

Una vez afuera (los tres), dejaron recostado a Ed para que pudiera respirar un poco de aire, aunque también había humo, pero en menor cantidad que adentro.

Pasaron apenas media hora para que Ed pudiera reaccionar, de a poco empezaba a abrir los ojos.

- ¿Qué me pasó? – dijo mientras abría sus ojos y veía la sombra de alguien enfrente suyo.

-Bien, después de todo, siempre despiertas. – exclamo Al, feliz de que su hermano esté un poco mejor.

Ed un poco confundido empezó a mirar hacía todo lados hasta que recordó porque estaba en ese estado. Eri se acercó a él y lo ayudó a levantarse.

- Veo que los dos están bien, pero cuan… -empezó a toser un poco fuerte, el rubio pequeño

-Eso no importa, ahora, estas bien, eso era lo importante. – sonrió Eri, de manera fingida mirando a Al

-Si – lo dijo forzosamente Al, mientras observaba a su hermano pero luego debió su mirada hacia el constante humo que salía del taller.

-Debemos irnos de aquí, si nos encuentran, pensaran que fuimos nosotros, debido a el otro accide… - Ed empezó a toser, de nuevo, porque aun tenía en su cuerpo una cantidad importante de humo.

-----------------------------------------Flashback

Se ve a unos jóvenes entrando a un galpón de una fábrica. Estos se llamaban Ed, Al y Eri. Habían ido a ese lugar para determinar si sus hipótesis sobre la ubicación de la bomba de Uranio, eran ciertas.

-Ed, estás seguro de que este es el lugar – dijo Al mientras caminaba en la oscuridad del galpón.

-Si, lo estoy – mente – eso creo – expresó su hermano con un tono bajo

-Según ustedes, este es lugar, pero yo les dijo que no es aquiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!! – Eri cayó a un hueco que habían en el medio del lugar.

-¿Qué fue eso? – preguntó Al sin respuesta alguna

-Debió ser algo de afuera, así que sigamoooooooooooooooosssssss. – se cayó Ed

Se escuchó otro gran estruendo que asusto a Al. El estaba solo en la oscuridad y comenzó a sentir escalofríos. Empezó a caminar de un lado a otro para buscar alguna señal de vida de Eri y Ed, pero no encontró nada. Mientras Al estaba un poco preocupado, los otros dos estaban tirados en un supuesto subsuelo. El pequeño rubio se levantó y se dio cuenta que había caído en un lugar muy distinto al galpón, miró para arriba y distinguió el hueco, por donde había caído. Luego se puso pensativo, porque no sabía cómo harían para subir.

Eri se levantó muy silenciosamente, y se acercó hacia donde estaba Ed y le tocó el hombro; cuando esto sucedió el rubio pegó un grito y un salto. Eri, al ver lo sucedido, se quedó perplejo sin poder decir una palabra alguna. Al, pudo escuchar todo el escándalo que provenía de abajo, y se acercó al hueco, pudiendo ver a los dos, que estaban con un gotero en sus cabezas. Pero justo en ese instante, la parte en donde estaba Al se empezó a tambalear y rápidamente se desprendió junto con él.

Ahora los tres estaban juntos.

Al mismo tiempo, los tres empezaron a golpear los muros de los alrededores, que se desmoronaron a la vez.

-IDIOTAS!! – gritó Ed muy enojado.

-Como si tu no lo fueras – expresó Eri, con la mirada fija a el

-No discutan, mejor salgamos de aquí – argumentó Al, un poco preocupado al ver que rápidamente todo se venía a ellos.

Corrieron, corrieron y corrieron, hasta que salieron del lugar, por un gran agujero que se abrió en una de las paredes.

Cuando salieron pensaron que no habría nadie afuera, pero era todo lo contrario: medio mundo de Múnich estaba en el lugar, presente en los hechos sucedidos. Los tres se sintieron un poco observados y luego, cuando se fueron silbando tranquilamente, la multitud los empezó a perseguir sin parar (en realidad hasta que los atraparon… dos días después). Fueron llevados presos por los incidentes causados, pero salieron gracias a la ayuda del Oficial Maes Hughes (que estaba comprometido con Gracia).

Después de este pequeño incidente, toda la población de la ciudad los conoce por haber destruido un edificio entero.

Fin del Flashback////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

-Tienes razón, vámonos –dijo Al mientras se levantaba y ayudaba a Ed

-Apúrense, me parece que están aquí los que la anterior vez nos persiguieron – dijo Eri mirando hacia todos lados.

Los tres se van sigilosamente, evitando ser vistos.

En el otro lado de la puerta…

La situación era un poco complicada y arriesgosa para la niña, porque pensaba que dos personas sabían su verdadero secreto.

-mente de la niña- tengo que hacer algo ahora mismo, o estare perdida.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Capítulo 3: Primer Ensayo

La niña no sabía qué hacer, entonces, decidió dejar a Chesca durmiendo, agarrar todas sus pertenencias que se encontraban en la casa e ir lo más rápido que pudiera, para poder llegar a tiempo a los cuarteles.

Salió de la biblioteca a toda prisa, como la calle estaba vacía, le facilitó mucho, porque pudo ir a toda velocidad. Primero, tomo un atajo para llegar a la casa; llegó y agarró su mochila. Luego, siguió su recorrido, corriendo.

-mente- Todo esto me tenía que pasar justo a mí – con un gesto de desesperación.

Antes de ingresar al lugar, se desvió hacia los arbustos y árboles que se encontraban al costado del cuartel. Se puso la ropa varonil rápidamente, se arreglo el pelo y luego entró a los tropezones adentro del la sede de los cuarteles.

-Llegué a tiempo – gritó a los cuatro vientos, después de eso se quedó sin aire y se apoyó en sus rodillas.

Muchos la miraban y no entendían porque ella había entrado así y lo había gritado. Una persona joven y uniformada con traje negro, salió de la gran multitud, que miraba muy fijamente a la niña. Se acercó a ella y le dijo – No deberías presentarte así, porque de esta forma llamas un poco la atención. – se empezó a reír y luego se escucharon risas y grandes carcajadas provenientes de la multitud. La niña se sonrojó un poco y evitó enojarse.

- ¿Nadie tiene que hacer nada por acá? – dijo una voz muy gruesa y firme.

- ¡General! – exclamaron muchos, un poco impresionados.

- ¿General, quién es ese? – preguntó la niña, mirando hacia todos lados.

- ¿No me reconoces niño? – lo dijo, mientras se acercaba a “ella”

- Eh… si, tu eres el que ayer se le cayeron todos los papeles – expresó cálidamente juntando sus dos dedos índices de sus manos (al estilo Hinata de naruto) y mirando hacia abajo.

- En realidad, los hechos no ocurrieron así, si te acuerdas, tú te chocaste conmigo e hiciste que los papeles se desparramaran en el piso – en tono irónico, UO.o´

- Eso ya no importa. – alzó su mirada

- Tendríamos que hablar esto en mi oficina, así que, discúlpame un rato – hizo una pausa – ¿Nadie tiene que hacer nada aquí? , lo que yo veo, es que ustedes lo único que hacen, es mirar una simple conversación. Ahora sigan con sus actividades. – se dio la vuelta y todos volvieron a sus labores.

Ambos subieron unas escaleras blancas y caminaron un largo pasillo hasta llegar a un salón: en su interior había una gran mesa larga, que apenas se podía distinguir porque estaba un poco oscuro, luego había unas inmensas cortinas, que de seguro cubrían unos ventanales.

Apenas dieron tres pasos en el salón, y se encendieron las luces repentinamente; como si las estuvieran esperando a ellos. Un gran comité estaba sentado en las sillas del alrededor de la mesa. La niña se quedó parada en frente de la mesa, mientras que el General se fue a sentar en el extremo de la mesa.

-Entonces… este es el muchacho, que usted nos ha hablado, General – preguntó uno de los muchos que estaban sentados.

-Si, efectivamente, este es el muchacho, que en mis opiniones personales, está apto para tomar la evaluación para ingresar como alquimista estatal. Su nivel de intelecto, al igual que, su poder alquímico son los necesarios para nuestro objetivo. – defendía al muchacho (o sea la niña).

-Puede que sus opiniones e hipótesis sean correctas, pero no estamos en un cien por ciento seguros que este joven esté preparado, además no tenemos datos precisos de su identidad. –expresó el mismo militar que había dado su argumento anteriormente.

-mente de la niña- estoy muy nerviosa, según lo que parece, no confían mucho en mí. Si esto no funciona… no se qué haré.

-Si no están seguros de sus habilidades y sus datos personales, ¿Por qué no lo interrogan? – Cerró los ojos. - mente- Esto será más difícil de lo que esperaba, no sé cómo haré para lograr que lo acepten para que tome el examen. – Abrió los ojos.

-¿No le molesta que lo hagamos ahora, general? – dijo otro militar.

-mente de la niña- Ahora que diré, tengo que inventar algo. - Yo me llamo… - hace una pequeña pausa – Anthony. Mi edad es de 11 años, y dentro de muy poco tiempo cumpliré los doce. – respondió temerosa.

-Bien, ¿Por qué dudó al responder? -expresó el mismo militar, mientras que otros susurraban.

- Yo dude un poco, por la razón, de que mi verdadero nombre es de una lengua extranjera, y supongo que ustedes no lo saben; por eso dije Anthony, que se aproxima mucho a mi nombre. – respondió con voz firme, mirando fijo al examinador (el que lo interrogaba)

- Ahaja, sus respuestas luego serán controlada con el registro en la sede del Estado, donde están todos los datos de cada persona que vive en este Estado; eso lo deja sin posibilidades de mentir en este interrogatorio. – argumentó

-Si comprendo perfectamente, prosigan. –Mente - empecé a mentir antes de que ustedes se dieran cuenta, así que no creo que me descubran tan fácilmente como ellos creen.

- Lugar de residencia actual, lugar de nacimiento y familiares cercanos – expresó el militar en tono serio

-Nací en la pequeña ciudad llamada Dracma, en este tiempo, estoy viviendo en Central y no tengo familia. – respondió un poco triste, por el hecho de no tener una familia.

-Vamos bien por el momento – interrumpió el General, un poco preocupado por la situación que estaba viviendo, debido a que si lo descubrían podían destituirlo de su cargo, que tanto había trabajado para alcanzarlo.

- Si, por el momento, bien. – respondió el militar.

-Supongo que dos preguntas más y listo, debatiremos un poco y luego pasaremos a ver sus habilidades con la alquimia. – interrumpió otro militar de mayor edad que todos los que se encontraban en el salón, estaba cerca del General.

En la biblioteca…

Chesca dormía plácidamente hasta que alguien se le acercó a ella. Era una chica muy bella: Ojos celeste, pelo rubio recogido, piel blanca, tenía puesto unas botas negras con una pollera recta marrón, camisa blanca y una blusa roja. Agarró un libro grueso, lo abrió y lo cerró bruscamente, causando una reacción en la dormilona.

-¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Ya es hora de levantarse? – preguntó sin darse cuenta de cómo estaba ella físicamente.

- Supongo que sí, porque ya son las tres de la tarde. – levantó los lentes que estaban en el piso y se los acercó a Chesca. Luego se los puso.

Winry! No puede ser no puedo creer que estés conmigo, ¿no se suponía que ibas a llegar el martes? – exclamó muy impresionada.(Era viernes)

-Quise venir más antes, hace mucho tiempo que no nos vemos, exactamente 6 o7 meses. – lo expresó un poco nostálgica.

-Si si. Espera un rato, ¿Dónde está la niña? – mirando hacia donde la había dejado.

-¿Qué niña? No vi nada, solo un par de libros y a vos, pero eso es todo. – respondió rápidamente

- Esto no puede estar pasando, yo tenía que vigilarla, pero lo único que hice fue dormirme. – se arrepentía por dentro, haberse dormido.

- Te ayudaré a encontrarla luego, ahora dejaré mis cosas en tu casa. – lo dijo muy amablemente; agarró sus cosas y se fue yendo.

Desde la lejanía se escuchaba a Winry que gritó – ¡Acuérdate de arreglarte un poco!

Chesca se levantó de su silla y fue rápido al baño de la biblioteca para disimular su estado facial (muy desprolijo).

En el salón de los cuarteles generales…

-Estas son las preguntas a responder: Primero, ¿Por qué quieres hacer algo de mayores? , y segundo ¿Por qué luchas, por quién, cuál es tu razón? – las dijo y las anotaba en un par de hojas.

- Hago todo esto, porque yo creo que los adultos no son los únicos que pueden usar la alquimia, yo me considero de pequeña de edad, no de estatura, así que es difícil integrarme. No lucho por nadie ni por nada. Mi razón de estar aquí es muy simple, quiero demostrar mi potencial. – lo dijo muy tranquilamente, sin darse cuenta que en algunos momentos mencionaba otros temas.

-Bien, pasemos a ver tus destrezas en la alquimia. – le entregó sus apuntes a cada uno de los que estaban sentados alrededor de la mesa.

-mente de la niña- logré la primera parte de la interrogación, aunque en gran parte mentí mucho, pero la pase. Ahora lo que sigue, no sé si lo podre dar muy bien, ya que mi alquimia a veces es muy inestable y se producen explosiones de muy menor incendió o de gran peligro.

Empezaron a caminar, bajaron las escaleras, siguieron un camino estrecho y luego salieron a un pequeño lugar al aire libre.

La niña (o sea el muchacho) se fue al centro del hermoso jardín. Sacó de sus bolsillos un trozo de tiza, y como vio que no iba a poder dibujar el círculo de transmutación, se piso un poco nerviosa.

- ¡Por favor podemos empezar! – replicó uno de los militares.

-Si ahora – mente - No tengo idea de donde dibujar ese círculo, sería más fácil, hacer alquimia con solo pensarlo, espera tengo una idea.

La niña se sacó su chaleco, se agachó y en él, dibujó lo que necesitaba. Activó el círculo cuando lo tocó. Una luz de color celeste, la cubrió y cuando el resplandor se desvaneció; nadie podía creer lo que veía.

- ¿Existe una explicación para este insulto? – interviniendo y acercándose a tocar el vestido que la pequeña había creado.

-Si la hay – temblorosa y un poco confundida; no sabía porque había creado un vestido. –Mente de la niña- Esto no es posible, ahora si no hago algo impresionante, no podré… hacer nada.

- Entonces ¿cuáles son? – intervino el General.

-Es que antes di mi primer ensayo, ahora viene la verdadera muestra – mente – sí, pero no tengo idea de que haré – dio un paso para atrás.

Muchos susurraban, y el rumor que circulaba era que el chico no podía hacer nada impresionante o increíble para demostrar el nivel de un verdadero alquimista, apto para tomar el examen.

-Todo o nada – dijo la niña mientras se preparaba para su demostración.

Cerró los ojos y dio todo su potencial.

De repente, se sintió un gran temblor, y apareció un gran muro de tierra solida combinado con destellos, provenientes del agua congelada; unos grandes témpanos se encontraban en los bordes de la creación del “niño”, que le daban un toque muy decorativo. La niña estaba exhausta, pero sabía que si demostraba eso, lo podrían tomar como una debilidad física; además había sido la primera vez que había utilizado todo su potencial alquímico en una transmutación imposible, según ella, aunque pensaba que ahora ya no lo era.

Casi todos estaban impresionados, excepto el más viejo de todos, que lanzó una pequeña risa y parecía que aun desconfiaba del postulante.

-Muy buena demostración -dijo el General.

-Ahora que has logrado la transmutación, deshacedla, en este mismo instante. – interrumpió con la alegría de la niña, el Militar Alcerce, el más viejo, intentando demostrar que el “chico” no lo iba a lograr.

-- suspiró levemente y luego volvió a dibujar el círculo, en el muro – mente – No sé si voy a poder, hacer algo para destruir esto. – tocó el muro.

Comenzó. El muro empezó a bajar, pero los témpanos empezaron a caer; una gran nube de tierra cubrió al jardín.

-¡¡¡¡Esto no puede estar sucediendo!!!!- exclamó mientras esquivaba lo que caía.

-¡¡¡Todo está fuera de control!!! -gritaban algunos, mientras se alejaban del lugar.

El más grande de los hielos estaba cayendo, y cuando la niña lo vio no puedo moverse porque a sus costados estaban los escombros del muro y hielo.

-mente de la niña- Muévete maldito cuerpo, MUEVETE. – paralizada y temblorosa. - ¿A dónde… - se cubrió con sus brazos la cara. Ya no podía utilizar la alquimia para poder escapar, no tenía energías y ni cómo salir de esa situación.

Se escuchó un gran estruendo cuando se cayeron los pedazos de hielo más grandes.

En el otro lado de la puerta…

Dentro de una habitación del taller de Eri; Al y él estaban trabajando arduamente en una gran máquina que estaban construyendo, mientras que Ed permanecía sentado leyendo un libro, muy tranquilamente y concentrado.

-¿Ed, nos puedes ayudar en esto, en vez de quedarte ahí sentado? – preguntó Al, mirándolo

- Tiene razón, lo único que haces es leer y nada más. – argumentó Eri , en tono serio.

Silencio en la habitación.

Al agarró una llave, de un tamaño no muy peculiar, y Eri tomó el martillo. Se acercaron a Edward sigilosamente, hasta que estaban encima de él. Ed escuchó el silencio del lugar y bajó su libro repentinamente, se dio cuenta de que no había nadie. Cuando se dio la vuelta, estaban los dos (Al y Eri) con sus herramientas amenazándole. Ed se resistió a trabajar con ellos (empezó a dar vueltas en la habitación y los otros lo persiguieron, hasta que Ed se tropezó con un pequeño clavo y fue capturado y obligado a trabajar) finalmente aceptó a ayudarlos, cómodamente (estaba todo atado y un poco lastimado por los golpes que le dieron un martillo y una llave.)

-¿Vamos bien, Ed? – preguntó Eri.

-Según sus planos, sí, aunque parece que algo está mal. - respondió, mientras intentaba salir de sus ataduras.

-No lo creo, el motor y sus circuitos han sido muy bien controlados, por mí, así que dudo que, algo este mal ¿por qué no te aseguras tú, Hermano? – respondió Al confiado.

-No lo sé, creo que vi algo mal – miró para atrás y logró desatarse de a poco.

-Puede ser, entonces sigamos – dijo Eri, y al mismo tiempo unía unos circuitos.

-mente de Ed – Ya logré desatarme, ahora falta ver la manera de escapar del taller, puedo salir por la ventana o por la puerta… Mejor salgo por la ventana que está más cerca de mí.

Él empezó a arrastrarse lentamente, en medio del trayecto, miró hacia atrás y vio que los otros no sospechaban, siguió más rápido hasta llegar a la ventana.

-mente- Pasé cerca de ellos pero no se dieron cuenta, esto fue una verdadera estrategia. – alagándose.

Hizo una maniobra veloz, y salió por la ventana que estaba abierta. Una vez afuera, se estiró y empezó a caminar. Era un día nublado y un poco fresco, pero Ed prefería estar afuera que adentro, ya que odiaba a las máquinas. En cierta forma, las máquinas, en ese mundo, reemplazaban a la alquimia, y eso era lo que le molestaba. La alquimia le daba nostalgia, pero a su vez, recordaba todos sus recuerdos mientras pertenecía al otro mundo.

En el taller, los otros seguían con la máquina, hasta que Al se dio vuelta y vio que su hermano ya no estaba.

-Esto no es posible, por eso había mucho silencio. – exclamó Al, con una venita en la frente, y el puño preparado.

-No es para tanto Al, luego lo buscaremos y lo mataremos – tenía la misma expresión que Al, pero Eri lanzó una risa muy diabólica.

-Primero, hagamos la primera prueba con esta máquina, que según Ed era inservible. Las posibilidades de que algo salga mal son mínimas, no hay de qué preocuparse. - se dirigió hacia donde había un botón para encenderla

-Entonces, a la una – se puso un poco nervioso, Al

-A las dos - desesperado y ansioso

Ambos - ¡¡¡Tres!!!

Al tocó el botón y la máquina funcionó… solo por dos segundos, porque luego se descompuso y apareció mucho humo muy denso, que les impedía respirar y ver.

Al salgamos ahora, apúrate! – grito Eri, con un tono de desesperación.

Dale! – lo dijo mientras se tapaba la boca, porque era casi imposible salir de ahí.

Edward seguía caminando tranquilamente, hasta que escuchó gritos de auxilio que provenían de muy lejos, de repente se dio vuelta y vio que el humo salía del taller; corrió lo más que pudo para llegar. La conmoción era demasiada, había mucha gente concentrada en los alrededores.

- ¡No puede ocurrir esto! – exclamó con enojo, Ed.

En el otro mundo…

La conmoción por el accidente era, también, mucha. Nadie de los examinadores, sabía lo que había ocurrido con el muchacho que estaba haciendo su demostración… que termino, en una catástrofe.

La niña aun estaba viva, pero algo la había protegido y se encontraba arriba de ella.

-¿Qué será esto o quien será? – se interrogaba, con un poco de esfuerzo, debido a que no tenía mucho espacio para respirar.

-No te preocupes de nada, pequeño. – respondió el musculoso militar, con un poco de orgullo.

-No me llames pequeño, porque no lo soy. Pero primero levántate de arriba mío, ya no puedo respirar, y segundo, no es necesario que tus músculos superiores se muevan. Eso me causa repugnancia. - U_ _ respondió la niña

-Te refieres a esto – empezó a mover sus músculos, y luego se levantó.

- Por favor no lo hagas mas, da asco ver esos músculos aceitosos y no tienen un tamaño muy peculiar. – ´ñ_ñ

El que la había salvado era el Teniente Coronel Alex Louis Amstrong, una persona muy amable, pero su cuerpo era un poco exagerado, debido a que tenía demasiado músculo y una altura relativamente alta. También llamado el alquimista del brazo fuerte ya que poseía características propias de su familia, “que habían pasado de generación en generación en los Amstrong”.

-Deberíamos arreglar el desastre. – se acomodaba un poco su camisa (lo poco que quedaba) -Disculpa, no nos presentamos, yo soy Teniente Coronel, Alex Louis Amstrong y vos cómo te llamas – dijo mirando a la niña.

-Mi nombre es Anthony, no soy de aquí, solo vine para los exámenes; pero no los daré, porque mi demostración no fue muy buena que digamos, en especial, el final – respondió un poco angustiada.+-+

-Eso no importa por ahora, lo importante es asegurar la seguridad de todos los que están dentro de los cuarteles, y evitar que haiga derrumbes en la estructuras interiores. – habló imponentemente.

- Tienes razón…, hay que empezar a arreglar todo esto o pueden ocurrir desastres peores. – argumentó hipotéticamente

El empezó a sacar varios de los escombros del lugar e intentaba reorganizar todo. La niña también quiso ayudar, pero cuando se estaba acercando a Amstrong; su vista se empezó a nublar y de repente cayó al suelo. El la socorrió pero, ella estaba totalmente inconsciente. La sostuvo entre sus brazos y músculos, pero una leve brisa, hizo que se le cayera la boina, al supuesto muchacho. Esto causó que el teniente coronel descubriera su secreto (con solo ver su largo cabello y su cara dedujo la verdad). Otras personas y algunos de los examinadores se acercaron al lugar, Amstrong, en un movimiento rápido le puso la boina a la niña, y así ocultó su identidad verdadera ante los demás. La recostaron en el suelo por un momento para ver si estaba bien o le pasaba algo serio, y en ese instante, empezó a reaccionar.

-¿Que me pasó? – exclamaba con esfuerzo, mientras se intentaba sentar y se frotaba los ojos.

-Solo un pequeño desmayo – contestó uno de los que se encontraban allí.

La niña estaba preocupada, porque no sabía lo que había ocurrido, mientras había estado inconsciente, y se imaginaba lo peor – mente de la niña - ¿Habrán descubierto mi identidad?


Capítulo 2: Preparación

Cuando amaneció, ella estaba sentada en un banco y se despertó sorprendida, ya que no sabía dónde estaba exactamente.

-¿Como llegue aquí? – UO.O

-Últimamente creo que soy una sonámbula, pero eso no importa, elaboraré un plan y tomaré ese examen. – se propuso firmemente

-Pero primero iré a buscar mi libro… - dijo intentando arreglarse el pelo… estaba un poco levantado.

Apenas podía recordar el recorrido, caminaba lentamente hasta que…

- … si no sabes quién eres porque te empeñas a buscar algo imposible… - susurró alguien que ella no podía ver; pero tenía el presentimiento de que provenía del callejón de la otra vereda.

- - mente - ¿Por qué me paralice?, no entiendo… - de pronto le agarró un escalofrío.

Caminó un poco más rápido, evitando mirar a ese lugar.

Cuando llegó a la biblioteca no encontró a nadie que la ayudará a buscar el libro extraviado, así que entró sola a la sección mas interna de la sede y lo fue a buscar, pero no se pudo resistir y empezó a leer algunos de los libros que se encontraban en filas en el suelo. Se sentó y procuró que no apareciera nadie, tomó unos libros y dejó que la información y datos ingresaran en su mente. Muchos de ellos hablaban sobre la alquimia, los componentes básicos, elementos alquímicos y encontró, en uno de ellos, la historia de Ishbal y su exterminación total.

Todo lo que leía le parecía muy importante y algunas cosas le sorprendían; pasó casi todo el día en ese lugar hasta que se quedó dormida. De repente, sintió que alguien la movía pero estaba muy exhausta que no se pudo despertar.

Al día siguiente, ella se encontraba en una cómoda cama, pero, no sabía dónde estaba, (de nuevo XD).

Se levantó y vio a la persona que había encontrado su libro, Chesca.

- ¿Por qué me trajo a su casa? – le preguntó

-Te encontré dormida en la biblioteca, pero ¿que estabas haciendo allí? – con un gesto de preocupación se acerca a ella.

-Estaba buscando mi libro pero creo que me entretuve con otros. – lanzó una pequeña risa

-Eso es lo que pensé; parece que te gusta leer mucho. – mientras le entregaba su libro.

-Así es, pero en especial, me gusta leer lo relacionado con la alquimia, para mí eso es lo más importante del mundo, porque todo se basa en la ley de intercambio equivalente.

-¿Por eso quieres participar en el examen y ser una alquimista estatal? – Mente- Ahora no lo dudo… es idéntica a Ed. – se queda pensando y se le forma una mueca.

-En realidad no estoy segura, pero de lo que si estoy segura, es que el libro que encontré significa algo o tiene algo que ver con mi pasado. Por eso, mi objetivo es encontrar a la persona que lo escribió. – siempre demostró su gran energía positiva.

-¿Es muy importante para vos responder tu gran incógnita? – acomodó sus lentes.

-Sí lo es, pero si fallo no tendrán ningún valor todos mis esfuerzos. – se puso un poco triste y fijo su mirada hacia sus manos.

-Te entiendo… Pero primero come algo, creo que no comiste nada. – preocupada.

Ambas se dirigen a la cocina.

-Bueno… - Come un desayuno exquisito- Supongo que eso es todo, así que me voy.- alistándose se dirige a la puerta

- No vuelvas tarde – acota Chesca

- ¿Por qué lo dices?, parece que te preocupas por mi… - la miró a Chesca con una mirada de sorprendida y confundida.

- Yo sé que no tienes a donde ir por eso te puedes quedar en mi casa aunque espero que la cantidad de libros no te importe mucho… (La cocina, la habitación y la entrada eran los únicos lugares que no tenían muchos libros)

-No lo sé, pero lo pensaré… Nos vemos… - agarró su libro y lo guardó.

Mientras caminaba…

-mente- Algo se me tiene que ocurrir para ingresar y aprobar los exámenes pero… (Gota a su costado y un pequeño suspiro)… No tengo idea de que hacer.

Le cae en la cabeza un chorro de agua.

- Eh… WTF?... – se quedó mirando hacia arriba en donde había un poco de ropa para su plan: vestirse como un chico.

Se miró hacia todos lados y luego lo hizo; robó la ropa con el poder de la alquimia. (Logró hacer una gran mano que pudiera agarrar la ropa)

-Ladronzuela, devuélveme la ropa – gritó la señora (un poco anciana) – Maleducada ya verás lo que haré.

La niña no se preocupó, por nada; porque, quien iba a pensar que una señora tuviera una escopeta. Cuando la pequeña dio un pequeño vistazo al objeto que tenía la abuela, se asustó y de repente se largó a correr.

-¡¡Échate a correr sin vergüenza!! – le apuntaba con su arma a la niña que salió corriendo.

Ya casi habían pasado dos horas, la pequeña ya no podía más; la señora no se detenía y cada vez le daba más cerca de apuntarle en la cara.

- Ah, por fa...vor detennn…gase… - apenas podía responder y esquivar los tiros a la vez. Se había escondido entre las columnas de un edificio pero eso no era suficiente.

-Ja jajá… Sal ya que te mataré, ladrona – lo dijo con una furia insostenible – mente – Ahí estas… ahora quédate quieta… - alistó su arma y disparó. – ¡Te di!

-Ah!!!!!!!, nunn…ca creii que se lo tomara tan a pecho – empezó a temblar y se tapaba le herida de su cara con su brazo izquierdo.

-… No te lastime pequeña… - lo dijo en tono irónico expresivo, mientras esperaba que la niña saliera.

-mente- Ahora si… ya verá que la pequeña será ella. – dibuja un circulo de transmutación en la columna y lo activa.

Una leve neblina surge en el lugar… cuando la señora logra ver con más claridad no podía creer en donde estaba.

- ¡¡¡BAJAME DE AQUÍ!!! – gritaba desde en un lugar con una altura considerable. (La señora se encontraba en la palma de la mano de una gran estatua que la pequeña había creado… aproximadamente de unos 90 metros o más)

- Dudo que puedas bajar de ahí…. Y seguir persiguiéndome… así que esta escopeta ya no te servirá – la agarró y con un poco de alquimia, lo transformo en un florero.

Jajá, nos vemos, usted ha sido muy amable conmigo… - empezó a reírse y se largó del lugar.

Después de su travesía, se dirigió a la casa de Chesca; pero antes de llegar, se probó la ropa y le quedaba bien. También se miró en el reflejo del agua de la lluvia que su reciente herida ya había cicatrizado muy rápidamente, algo que ella no entendía por qué sucedía así en su cuerpo.

-Eso no importa ahora – exclamó muy despreocupada, mientras se arreglaba y se veía como era.

La ropa era la siguiente: unos pantalones marrones muy claros que estaban desgastados en algunas partes había hilos colgando; tenía una camisa que supuestamente era blanco pero en realidad, el color era un amarillento que en algunas partes se mezclaba con un blanco opaco; y un chaleco marrón oscuro. Eso por una parte, pero su cabello era muy largo (le llegaba a cubrir toda la espalda), y ella no quería cortárselo. Por el momento, había resuelto en meterlo en una boina (que luego conseguiría) o… hacer algo inesperado…CORTÁRSELO A LA FUERZA ´>.<.

Lo único que le faltaba, era encontrar la forma de aparentar ser mayor de edad o, por otro lado, hacer el examen con la edad que tenía; aunque para eso necesitaría el apoyo de algún alquimista estatal o algún examinador.

Con un pedazo del pantalón que tenía, lo transmutó y lo transformó en una boina.

Mientras pensaba, caminaba por la vereda, en dirección a “su casa”, mirando el piso y de un momento a otro se chocó con un militar que llevaba muchos papeles en sus manos y que ahora estaban desparramados en el piso.

- Lo siento mucho, no me fijaba por donde caminaba – lo dijo tímidamente, mirando hacia abajo.

- No importa solo ayúdame a levantarlos, muchacho – lo dijo amablemente y, a la vez, se agachó para levantar los papeles.

-¿Muchacho?... UO.o – mente – Eh… ¿Cuándo me convertí en un muchacho…? – le empezaron a temblar las mano.

-Si, o… ¿qué eres?, una niña; no lo creo, porque la ropa que usas es mas para un chico que para una chica, o me equivoco – miró fijamente al “muchacho” y se detuvo de agarrar los papeles.

-…- insegura respondió - Ah sí…-mente- La próxima vez tengo que tener más cuidado con lo que digo y… ¡acordarme como me visto! - Pero no soy tan joven como lo parezco – intentando esquivar alguno temas, que ella no quería hablar.

-¿Ah no?, me quieres decir que tienes más de 25 años… o más… - se levantó y no perdió la vista en el “muchacho”

-Puede ser… ¡Pero que estoy diciendo! Soy una muj… es decir, alguien mayor – se expresó tan bruscamente, que no se dio cuenta que había dicho algo que casi descubría su identidad verdadera.

-No lo creo, apenas debes tener unos 12 o 13 años, niño. – levantó los últimos papeles.

-… Así es pero, no hay manera de aparentar ser más grande – agarró un montón de papales y se los dio, un poco arrugados.

- Pero… ¿Por qué queres ser mayor? La juventud es preciosa y no tienes que desperdiciarla – dijo melancólicamente el militar de avanzada edad.

-Lo sé, aunque no me importa, lo que quiero es hacer el examen de alquimista y aprobarlo – lo dijo libremente y más tranquila.

-¿No puedes esperar uno años mas?, el tiempo siempre pasa… así que no te desesperes y piensa muy bien en lo que estás diciendo. Ser un alquimista estatal no solo es fama y lujo, es todo lo contrario, todo ellos se identifican con un pequeño lema: Los alquimistas estatales son los perros de los militares, y estas obligado a cumplir con todas las órdenes que te impongan… hasta incluso matar. ¿Estás dispuesto a abandonar tu libertad? Lo que recibirás será una condena de por vida… En cierta forma… se aplica la ley de intercambio equivalente, que es la ley que todo alquimista aplica al realizar una transmutación.

- Ah… veo lo que quiere decir, aunque algunas cosas no son muy ciertas; puede ser que ser un perro de los militares no valga la pena. Todo no tiene una sola forma de verse sino que son muchas… cada uno decide, de qué forma se define o ve su objetivo… es solo cuestión de pensar en uno mismo y en sus razones. – expresó firmemente y mirando directamente a los ojos del militar.

-Tienes pensamientos muy positivos, y eso es muy bueno… Te podría ayudar si quieres, a ingresar al examen – sonrió

-¿En serio? - º-º´ - mente- eso puede ser posible… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!- saltó de la emoción.

-Me parece que te gusto la idea.- Uo.o

-Eh… jemeh – se rió un poco – mente – Me parece que me sobrepase un poco… +-+

-Tienes la posibilidad de que yo te dé el visto bueno… - se miraron, la niña no entendía porque había dicho eso (el militar)

- Yo soy uno de los que examinaran a los postulados y puedo permitirte tomar este examen – lo argumentó de manera formal.

- ¿no habrá ningún problema? – hizo la hermosa cara de gatito X3, mientras se fijaba que ya era tarde.

- Yo supongo que no, aunque hace algún tiempo un niño de casi tu misma edad también aprobó el examen y fue el primer alquimista más joven del estado, ese pequeño se destacó demasiado en toda la región Oriente y en Central.

En el otro mundo…

Se ve a Edward tranquilo…

-¡¡¡¡Achuuu!!!! Lo que me faltaba… me enferme de nuevo… - exclamó Ed mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo que había sacado de su bolsillo.

- O…. también puede ser que alguien estaba hablando de mí… ¿Quién puede ser? “¬.¬-se sentó en el banco de la plaza donde había permanecido desde muy temprano… hundido en sus recuerdos…

Nuevamente en Central…

-¿Cómo se llamaba? – preguntó muy curiosa, la niña.

-No estoy seguro, pero, creo que se llamaba Edward Elric y fue el alquimista de acero. Tuvo una fama muy grande en varias ciudades – lo dijo seriamente.

-De mi misma edad… - mente - Ese nombre se me hace muy conocido pero no sé porque – miró para abajo.

-Mañana ven a los cuarteles y veremos que podré hacer por vos. – se acercó y le toca la cabeza (la boina)…

-Claro, eso es lo que hare a primera hora de la mañana.

Terminaron de recoger los papeles; y ambos se dirigieron en direcciones opuestas.

La niña iba muy contenta a la casa de Chesca; mañana sería la oportunidad perfecta para demostrar sus habilidades y poder ingresar a los exámenes. Ese día tuvo mucha suerte de haberse topado con el militar.

Antes de entrar a la casa, procuró en sacarse la ropa varonil y guardarla en su mochila para evitar sospechas futuras.

-Ya llegué – dijo al entrar a la casa, con un aire de felicidad

-Pensé que no te quedarías en mi casa, pero ahora, ya no tengo ninguna duda de que te quedaras por aquí por un tiempo. – Chesca cruzaba los brazos mientras miraba a la niña.

-Yo también por un instante pensé en no volver… y ahora como me vez aquí, supongo que sabes cuál fue mi decisión… - se rió y, al mismo tiempo, se dirigía a la habitación que supuestamente iba a ser de ella.

La pequeña dejó su mochila en la cama y luego se dirigió a la cocina; donde le esperaba una muy rica cena. (Cada uno se puede imaginar su comida favorita*-*)

-Uhummm... estaba muy rico Chesca, sabes cocinar muy bien, ¿Quién te enseño a cocinar así?... – silencio en la cocina - Espera un momentoya sé quién te enseño a cocinar… - suspiró y miró debajo de la mesa que estaba repleta de libros – Eres una adicta a los libros… creo que lo sabes ¿o no?

-¿Por qué dices eso? – un aura oscura cubrió la cara de Chesca – Los libros tienen información muy necesaria y combinando muchas recetas… llegue a esta.

-Entonces puedo decir que los libros cocinaron por ti… - lo dijo en tono burlón y no pudo evitar no reírse.

-Ja Ja Ja - en tono irónico – La conversación ha terminado, ahora te puedes ir a dormir, pequeña.

-¿No te enojaste conmigo? Dime – se entristeció muy rápidamente, al mismo tiempo, se levantó y se fue a su “habitación”.

-Eh…? ¿Adónde se fue? – no se había dado cuenta que la niña se había ido. TT.TT Porque siempre me dejan sola…TT.TT”

La pequeña estaba tirada sobre la cama mirando hacia el techo. Mientras Chesca la observaba desde la puerta que estaba un poco abierta. Ella entró y se acercó a la niña que se levantó, al ver que entraba.

-¿Estás bien? – preguntó un poco preocupada al ver que la infanta estaba triste

-No es nada, pero creo que te trate un poco mal en la hora de la cocina… cada vez que hago algo malo hacia los demás, siempre siento que me lo hubiera hecho a mí misma, por eso siempre me siento mal o culpable de los que le paso a los demás. Es un razonamiento que lo elabore hace tiempo – mente – en realidad desde que me acuerdo, SE LA CREYO TODA. – se levantó de la cama.

-Es un buen punto; cambiando de tema, hoy podríamos ir a la biblioteca, si tu quieres para ir a leer algunos libros que se que te fascinaran, además yo tengo que hacer un par de cosas allí, por eso, mientras estas ahí yo te vigilo un poco y no te quedas sola en la casa.

-Buena idea – de a poco se empezó a animar.

-Entonces que estamos esperando mejor vayamos ahora, o sino después va oscurecer mas y va empezar a hacer frío. – salió de la habitación y agarro una campera (algo parecido a un tapado). La niña también agarro su campera blanca, dejando su mochila. Después se dirigieron ambas a la biblioteca.

Ingresaron a la misma, Chesca se quedó en la parte de adelante buscando unos archivos e investigando algunos datos para su trabajo, mientras la pequeña leía algunos de los libros que encontraba sobre alquimia, pero otros eran restringidos y eso dificultaba que pudiera saber más, sobre quién era exactamente ese libro que tenía en su poder.

Con el pasar de los segundos, minutos y horas, ella ya había leído casi todos los libros de su interés de la parte de adelante, por lo tanto para no aburrirse mientras Chesca “trabajaba” (en realidad, de cada rato se quedaba dormida y la pequeña tenía que despertarla de distintas maneras: tirarle agua, tirando libros sobre su cabeza, tirando su pelo, gritando, y otras maneras posibles de levantar a una persona). La niña se había aburrido y decidió ir a la parte de atrás, aunque se encontraba oscura y daba miedo, ella fue igual. Leyó muchos más libros que se encontraban en la zona trasera y en la principal, en casi toda la noche. Chesca no sabía porque ella se esforzaba por seguir estudiando, pero en momentos el silencio asustaba, al igual que su cara al despertarse luego de un repentina siesta corta.

La pequeña, en cierta forma también hacia su investigación, anotaba datos en su libro, realizaba apuntes, realizaba círculos de transmutación más elaborados de los que ella conocía, algunos causaban algunas explosiones, sin importancia alguna; se puede decir que estudió mucho para el examen.

Ya amanecía y el sol daba con toda sus intensidad sobre los estantes superiores y la luz se reflejaba en algunos libros.

- BAAAH!! – fue el bostezo de la niña, luego de una agotadora noche, también levantaba sus manos para estirarlas.

-Espero que Chesca no esté dormida, ya se me va a hacer tarde… - se levantó y ordenó todo lo que había utilizado, luego corrió hacia donde estaba “la trabajadora”.

Cuando llegó a donde estaba ella…

Esta es la imagen de Chesca: Tenía un par de libros arriba de su cabeza, un montón de papeles arrugados a su costado, sus lentes estaban en el piso, roncaba un poco mucho y de su boca salía un poco de baba (que es normal, pero Chesca en estas circunstancias había humedecido un poco el libro, donde se apoyaba su cabeza.)

-Esto justo ahora… ¿Por qué? – lo dijo en forma de berrinche.

Ya era la hora de que ella vaya a los cuarteles, pero Chesca aun seguía durmiendo… No sabía qué hacer;…en ese momento…