domingo, 15 de noviembre de 2009

Capítulo 2: Preparación

Cuando amaneció, ella estaba sentada en un banco y se despertó sorprendida, ya que no sabía dónde estaba exactamente.

-¿Como llegue aquí? – UO.O

-Últimamente creo que soy una sonámbula, pero eso no importa, elaboraré un plan y tomaré ese examen. – se propuso firmemente

-Pero primero iré a buscar mi libro… - dijo intentando arreglarse el pelo… estaba un poco levantado.

Apenas podía recordar el recorrido, caminaba lentamente hasta que…

- … si no sabes quién eres porque te empeñas a buscar algo imposible… - susurró alguien que ella no podía ver; pero tenía el presentimiento de que provenía del callejón de la otra vereda.

- - mente - ¿Por qué me paralice?, no entiendo… - de pronto le agarró un escalofrío.

Caminó un poco más rápido, evitando mirar a ese lugar.

Cuando llegó a la biblioteca no encontró a nadie que la ayudará a buscar el libro extraviado, así que entró sola a la sección mas interna de la sede y lo fue a buscar, pero no se pudo resistir y empezó a leer algunos de los libros que se encontraban en filas en el suelo. Se sentó y procuró que no apareciera nadie, tomó unos libros y dejó que la información y datos ingresaran en su mente. Muchos de ellos hablaban sobre la alquimia, los componentes básicos, elementos alquímicos y encontró, en uno de ellos, la historia de Ishbal y su exterminación total.

Todo lo que leía le parecía muy importante y algunas cosas le sorprendían; pasó casi todo el día en ese lugar hasta que se quedó dormida. De repente, sintió que alguien la movía pero estaba muy exhausta que no se pudo despertar.

Al día siguiente, ella se encontraba en una cómoda cama, pero, no sabía dónde estaba, (de nuevo XD).

Se levantó y vio a la persona que había encontrado su libro, Chesca.

- ¿Por qué me trajo a su casa? – le preguntó

-Te encontré dormida en la biblioteca, pero ¿que estabas haciendo allí? – con un gesto de preocupación se acerca a ella.

-Estaba buscando mi libro pero creo que me entretuve con otros. – lanzó una pequeña risa

-Eso es lo que pensé; parece que te gusta leer mucho. – mientras le entregaba su libro.

-Así es, pero en especial, me gusta leer lo relacionado con la alquimia, para mí eso es lo más importante del mundo, porque todo se basa en la ley de intercambio equivalente.

-¿Por eso quieres participar en el examen y ser una alquimista estatal? – Mente- Ahora no lo dudo… es idéntica a Ed. – se queda pensando y se le forma una mueca.

-En realidad no estoy segura, pero de lo que si estoy segura, es que el libro que encontré significa algo o tiene algo que ver con mi pasado. Por eso, mi objetivo es encontrar a la persona que lo escribió. – siempre demostró su gran energía positiva.

-¿Es muy importante para vos responder tu gran incógnita? – acomodó sus lentes.

-Sí lo es, pero si fallo no tendrán ningún valor todos mis esfuerzos. – se puso un poco triste y fijo su mirada hacia sus manos.

-Te entiendo… Pero primero come algo, creo que no comiste nada. – preocupada.

Ambas se dirigen a la cocina.

-Bueno… - Come un desayuno exquisito- Supongo que eso es todo, así que me voy.- alistándose se dirige a la puerta

- No vuelvas tarde – acota Chesca

- ¿Por qué lo dices?, parece que te preocupas por mi… - la miró a Chesca con una mirada de sorprendida y confundida.

- Yo sé que no tienes a donde ir por eso te puedes quedar en mi casa aunque espero que la cantidad de libros no te importe mucho… (La cocina, la habitación y la entrada eran los únicos lugares que no tenían muchos libros)

-No lo sé, pero lo pensaré… Nos vemos… - agarró su libro y lo guardó.

Mientras caminaba…

-mente- Algo se me tiene que ocurrir para ingresar y aprobar los exámenes pero… (Gota a su costado y un pequeño suspiro)… No tengo idea de que hacer.

Le cae en la cabeza un chorro de agua.

- Eh… WTF?... – se quedó mirando hacia arriba en donde había un poco de ropa para su plan: vestirse como un chico.

Se miró hacia todos lados y luego lo hizo; robó la ropa con el poder de la alquimia. (Logró hacer una gran mano que pudiera agarrar la ropa)

-Ladronzuela, devuélveme la ropa – gritó la señora (un poco anciana) – Maleducada ya verás lo que haré.

La niña no se preocupó, por nada; porque, quien iba a pensar que una señora tuviera una escopeta. Cuando la pequeña dio un pequeño vistazo al objeto que tenía la abuela, se asustó y de repente se largó a correr.

-¡¡Échate a correr sin vergüenza!! – le apuntaba con su arma a la niña que salió corriendo.

Ya casi habían pasado dos horas, la pequeña ya no podía más; la señora no se detenía y cada vez le daba más cerca de apuntarle en la cara.

- Ah, por fa...vor detennn…gase… - apenas podía responder y esquivar los tiros a la vez. Se había escondido entre las columnas de un edificio pero eso no era suficiente.

-Ja jajá… Sal ya que te mataré, ladrona – lo dijo con una furia insostenible – mente – Ahí estas… ahora quédate quieta… - alistó su arma y disparó. – ¡Te di!

-Ah!!!!!!!, nunn…ca creii que se lo tomara tan a pecho – empezó a temblar y se tapaba le herida de su cara con su brazo izquierdo.

-… No te lastime pequeña… - lo dijo en tono irónico expresivo, mientras esperaba que la niña saliera.

-mente- Ahora si… ya verá que la pequeña será ella. – dibuja un circulo de transmutación en la columna y lo activa.

Una leve neblina surge en el lugar… cuando la señora logra ver con más claridad no podía creer en donde estaba.

- ¡¡¡BAJAME DE AQUÍ!!! – gritaba desde en un lugar con una altura considerable. (La señora se encontraba en la palma de la mano de una gran estatua que la pequeña había creado… aproximadamente de unos 90 metros o más)

- Dudo que puedas bajar de ahí…. Y seguir persiguiéndome… así que esta escopeta ya no te servirá – la agarró y con un poco de alquimia, lo transformo en un florero.

Jajá, nos vemos, usted ha sido muy amable conmigo… - empezó a reírse y se largó del lugar.

Después de su travesía, se dirigió a la casa de Chesca; pero antes de llegar, se probó la ropa y le quedaba bien. También se miró en el reflejo del agua de la lluvia que su reciente herida ya había cicatrizado muy rápidamente, algo que ella no entendía por qué sucedía así en su cuerpo.

-Eso no importa ahora – exclamó muy despreocupada, mientras se arreglaba y se veía como era.

La ropa era la siguiente: unos pantalones marrones muy claros que estaban desgastados en algunas partes había hilos colgando; tenía una camisa que supuestamente era blanco pero en realidad, el color era un amarillento que en algunas partes se mezclaba con un blanco opaco; y un chaleco marrón oscuro. Eso por una parte, pero su cabello era muy largo (le llegaba a cubrir toda la espalda), y ella no quería cortárselo. Por el momento, había resuelto en meterlo en una boina (que luego conseguiría) o… hacer algo inesperado…CORTÁRSELO A LA FUERZA ´>.<.

Lo único que le faltaba, era encontrar la forma de aparentar ser mayor de edad o, por otro lado, hacer el examen con la edad que tenía; aunque para eso necesitaría el apoyo de algún alquimista estatal o algún examinador.

Con un pedazo del pantalón que tenía, lo transmutó y lo transformó en una boina.

Mientras pensaba, caminaba por la vereda, en dirección a “su casa”, mirando el piso y de un momento a otro se chocó con un militar que llevaba muchos papeles en sus manos y que ahora estaban desparramados en el piso.

- Lo siento mucho, no me fijaba por donde caminaba – lo dijo tímidamente, mirando hacia abajo.

- No importa solo ayúdame a levantarlos, muchacho – lo dijo amablemente y, a la vez, se agachó para levantar los papeles.

-¿Muchacho?... UO.o – mente – Eh… ¿Cuándo me convertí en un muchacho…? – le empezaron a temblar las mano.

-Si, o… ¿qué eres?, una niña; no lo creo, porque la ropa que usas es mas para un chico que para una chica, o me equivoco – miró fijamente al “muchacho” y se detuvo de agarrar los papeles.

-…- insegura respondió - Ah sí…-mente- La próxima vez tengo que tener más cuidado con lo que digo y… ¡acordarme como me visto! - Pero no soy tan joven como lo parezco – intentando esquivar alguno temas, que ella no quería hablar.

-¿Ah no?, me quieres decir que tienes más de 25 años… o más… - se levantó y no perdió la vista en el “muchacho”

-Puede ser… ¡Pero que estoy diciendo! Soy una muj… es decir, alguien mayor – se expresó tan bruscamente, que no se dio cuenta que había dicho algo que casi descubría su identidad verdadera.

-No lo creo, apenas debes tener unos 12 o 13 años, niño. – levantó los últimos papeles.

-… Así es pero, no hay manera de aparentar ser más grande – agarró un montón de papales y se los dio, un poco arrugados.

- Pero… ¿Por qué queres ser mayor? La juventud es preciosa y no tienes que desperdiciarla – dijo melancólicamente el militar de avanzada edad.

-Lo sé, aunque no me importa, lo que quiero es hacer el examen de alquimista y aprobarlo – lo dijo libremente y más tranquila.

-¿No puedes esperar uno años mas?, el tiempo siempre pasa… así que no te desesperes y piensa muy bien en lo que estás diciendo. Ser un alquimista estatal no solo es fama y lujo, es todo lo contrario, todo ellos se identifican con un pequeño lema: Los alquimistas estatales son los perros de los militares, y estas obligado a cumplir con todas las órdenes que te impongan… hasta incluso matar. ¿Estás dispuesto a abandonar tu libertad? Lo que recibirás será una condena de por vida… En cierta forma… se aplica la ley de intercambio equivalente, que es la ley que todo alquimista aplica al realizar una transmutación.

- Ah… veo lo que quiere decir, aunque algunas cosas no son muy ciertas; puede ser que ser un perro de los militares no valga la pena. Todo no tiene una sola forma de verse sino que son muchas… cada uno decide, de qué forma se define o ve su objetivo… es solo cuestión de pensar en uno mismo y en sus razones. – expresó firmemente y mirando directamente a los ojos del militar.

-Tienes pensamientos muy positivos, y eso es muy bueno… Te podría ayudar si quieres, a ingresar al examen – sonrió

-¿En serio? - º-º´ - mente- eso puede ser posible… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!!!!!- saltó de la emoción.

-Me parece que te gusto la idea.- Uo.o

-Eh… jemeh – se rió un poco – mente – Me parece que me sobrepase un poco… +-+

-Tienes la posibilidad de que yo te dé el visto bueno… - se miraron, la niña no entendía porque había dicho eso (el militar)

- Yo soy uno de los que examinaran a los postulados y puedo permitirte tomar este examen – lo argumentó de manera formal.

- ¿no habrá ningún problema? – hizo la hermosa cara de gatito X3, mientras se fijaba que ya era tarde.

- Yo supongo que no, aunque hace algún tiempo un niño de casi tu misma edad también aprobó el examen y fue el primer alquimista más joven del estado, ese pequeño se destacó demasiado en toda la región Oriente y en Central.

En el otro mundo…

Se ve a Edward tranquilo…

-¡¡¡¡Achuuu!!!! Lo que me faltaba… me enferme de nuevo… - exclamó Ed mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo que había sacado de su bolsillo.

- O…. también puede ser que alguien estaba hablando de mí… ¿Quién puede ser? “¬.¬-se sentó en el banco de la plaza donde había permanecido desde muy temprano… hundido en sus recuerdos…

Nuevamente en Central…

-¿Cómo se llamaba? – preguntó muy curiosa, la niña.

-No estoy seguro, pero, creo que se llamaba Edward Elric y fue el alquimista de acero. Tuvo una fama muy grande en varias ciudades – lo dijo seriamente.

-De mi misma edad… - mente - Ese nombre se me hace muy conocido pero no sé porque – miró para abajo.

-Mañana ven a los cuarteles y veremos que podré hacer por vos. – se acercó y le toca la cabeza (la boina)…

-Claro, eso es lo que hare a primera hora de la mañana.

Terminaron de recoger los papeles; y ambos se dirigieron en direcciones opuestas.

La niña iba muy contenta a la casa de Chesca; mañana sería la oportunidad perfecta para demostrar sus habilidades y poder ingresar a los exámenes. Ese día tuvo mucha suerte de haberse topado con el militar.

Antes de entrar a la casa, procuró en sacarse la ropa varonil y guardarla en su mochila para evitar sospechas futuras.

-Ya llegué – dijo al entrar a la casa, con un aire de felicidad

-Pensé que no te quedarías en mi casa, pero ahora, ya no tengo ninguna duda de que te quedaras por aquí por un tiempo. – Chesca cruzaba los brazos mientras miraba a la niña.

-Yo también por un instante pensé en no volver… y ahora como me vez aquí, supongo que sabes cuál fue mi decisión… - se rió y, al mismo tiempo, se dirigía a la habitación que supuestamente iba a ser de ella.

La pequeña dejó su mochila en la cama y luego se dirigió a la cocina; donde le esperaba una muy rica cena. (Cada uno se puede imaginar su comida favorita*-*)

-Uhummm... estaba muy rico Chesca, sabes cocinar muy bien, ¿Quién te enseño a cocinar así?... – silencio en la cocina - Espera un momentoya sé quién te enseño a cocinar… - suspiró y miró debajo de la mesa que estaba repleta de libros – Eres una adicta a los libros… creo que lo sabes ¿o no?

-¿Por qué dices eso? – un aura oscura cubrió la cara de Chesca – Los libros tienen información muy necesaria y combinando muchas recetas… llegue a esta.

-Entonces puedo decir que los libros cocinaron por ti… - lo dijo en tono burlón y no pudo evitar no reírse.

-Ja Ja Ja - en tono irónico – La conversación ha terminado, ahora te puedes ir a dormir, pequeña.

-¿No te enojaste conmigo? Dime – se entristeció muy rápidamente, al mismo tiempo, se levantó y se fue a su “habitación”.

-Eh…? ¿Adónde se fue? – no se había dado cuenta que la niña se había ido. TT.TT Porque siempre me dejan sola…TT.TT”

La pequeña estaba tirada sobre la cama mirando hacia el techo. Mientras Chesca la observaba desde la puerta que estaba un poco abierta. Ella entró y se acercó a la niña que se levantó, al ver que entraba.

-¿Estás bien? – preguntó un poco preocupada al ver que la infanta estaba triste

-No es nada, pero creo que te trate un poco mal en la hora de la cocina… cada vez que hago algo malo hacia los demás, siempre siento que me lo hubiera hecho a mí misma, por eso siempre me siento mal o culpable de los que le paso a los demás. Es un razonamiento que lo elabore hace tiempo – mente – en realidad desde que me acuerdo, SE LA CREYO TODA. – se levantó de la cama.

-Es un buen punto; cambiando de tema, hoy podríamos ir a la biblioteca, si tu quieres para ir a leer algunos libros que se que te fascinaran, además yo tengo que hacer un par de cosas allí, por eso, mientras estas ahí yo te vigilo un poco y no te quedas sola en la casa.

-Buena idea – de a poco se empezó a animar.

-Entonces que estamos esperando mejor vayamos ahora, o sino después va oscurecer mas y va empezar a hacer frío. – salió de la habitación y agarro una campera (algo parecido a un tapado). La niña también agarro su campera blanca, dejando su mochila. Después se dirigieron ambas a la biblioteca.

Ingresaron a la misma, Chesca se quedó en la parte de adelante buscando unos archivos e investigando algunos datos para su trabajo, mientras la pequeña leía algunos de los libros que encontraba sobre alquimia, pero otros eran restringidos y eso dificultaba que pudiera saber más, sobre quién era exactamente ese libro que tenía en su poder.

Con el pasar de los segundos, minutos y horas, ella ya había leído casi todos los libros de su interés de la parte de adelante, por lo tanto para no aburrirse mientras Chesca “trabajaba” (en realidad, de cada rato se quedaba dormida y la pequeña tenía que despertarla de distintas maneras: tirarle agua, tirando libros sobre su cabeza, tirando su pelo, gritando, y otras maneras posibles de levantar a una persona). La niña se había aburrido y decidió ir a la parte de atrás, aunque se encontraba oscura y daba miedo, ella fue igual. Leyó muchos más libros que se encontraban en la zona trasera y en la principal, en casi toda la noche. Chesca no sabía porque ella se esforzaba por seguir estudiando, pero en momentos el silencio asustaba, al igual que su cara al despertarse luego de un repentina siesta corta.

La pequeña, en cierta forma también hacia su investigación, anotaba datos en su libro, realizaba apuntes, realizaba círculos de transmutación más elaborados de los que ella conocía, algunos causaban algunas explosiones, sin importancia alguna; se puede decir que estudió mucho para el examen.

Ya amanecía y el sol daba con toda sus intensidad sobre los estantes superiores y la luz se reflejaba en algunos libros.

- BAAAH!! – fue el bostezo de la niña, luego de una agotadora noche, también levantaba sus manos para estirarlas.

-Espero que Chesca no esté dormida, ya se me va a hacer tarde… - se levantó y ordenó todo lo que había utilizado, luego corrió hacia donde estaba “la trabajadora”.

Cuando llegó a donde estaba ella…

Esta es la imagen de Chesca: Tenía un par de libros arriba de su cabeza, un montón de papeles arrugados a su costado, sus lentes estaban en el piso, roncaba un poco mucho y de su boca salía un poco de baba (que es normal, pero Chesca en estas circunstancias había humedecido un poco el libro, donde se apoyaba su cabeza.)

-Esto justo ahora… ¿Por qué? – lo dijo en forma de berrinche.

Ya era la hora de que ella vaya a los cuarteles, pero Chesca aun seguía durmiendo… No sabía qué hacer;…en ese momento…


No hay comentarios:

Publicar un comentario